María Paola Castillo Conde
02 de marzo de 2022 #8M
#género #DerechosReproductores
A lo largo de la historia de las mujeres se ha escuchado repetidamente la famosa frase “calladitas se ven más bonitas”. La realidad es que el silencio nunca nos ha protegido ni nos protegerá. No es nuestro aliado.
El ruido, por otro lado, se presenta como oportunidad para hacer temblar esas estructuras de poder que excluyen y que no representan. El ruido sobrepasa no únicamente los límites sonoros, sino también, los límites sociales en un contexto de crisis social.[1]
Rumbo al 8M
El 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) se aproxima, y las mujeres, sociedad y diferentes colectivos se preparan para salir. Denuncias, exigencias, llantos, risas y cantos de sororidad inundan las calles.
Por otro lado, los comentarios en contra o que juzgan al movimiento no faltan. Se comienza a cuestionar su relevancia, se desacreditan las formas y hasta el mismo propósito.
La pregunta surge: ¿Por qué tanto ruido?
La frase “Se nace mujer y se muere por serlo” es una realidad en América Latina. La región representa la segunda en el mundo con mayor desigualdad y violencia de género. En promedio, una mujer es asesinada cada dos horas y media. 1 de cada 3 mujeres ha sido víctima de violencia física o sexual. 1 de cada 4 niñas es casada antes de los 18 años. Y lamentablemente, la lista puede seguir.[2]
“Esas no son las formas”
Esta icónica frase se ha vuelto una constante en la vida de las que alzan la voz y exigen. Sin embargo, lo que pocos saben es que las “formas” aceptadas ya se han agotado y que el único recurso que queda ante un sistema que no responde es: El ruido.
La afrofeminista Audre Lorde planteó la frase “Las herramientas del amo nunca destruirán la casa del amo”. No resulta una casualidad que las formas institucionalizadas no respondan a las demandas exigidas, estas fueron creadas dentro un sistema patriarcal que responde a una misma lógica, y que por lo tanto, imposibilitan su uso.
Nuestro aliado: Hacia el cambio social
Ante esto, el ruido se ha colocado como la única alternativa de exigencia, donde este puede llegar a ser subversivo e incluso destructor de una estructura política que regula el tonalismo, lo decible.[3]
El ruido, si bien es disruptivo, debe contener un mensaje claro y conciso, unificado. Unificado, no único. No existe una sola lucha de la mujer. Cada mujer tiene la propia y lo desafiante radica en romper ese paradigma patriarcal en donde la diferencia es un problema y no una oportunidad de enriquecimiento.
Este recurso se ha subestimado, y muchas veces, hasta ridiculizado. Sin embargo, la misma región latinoamericana ha sido testigo de los efectos que este puede tener.
El lunes 21 de enero la Corte Constitucional de Colombia despenalizó el aborto hasta las primeras 24 semanas de embarazo. El fallo se coloca como un referente en la lucha de las mujeres de la región por el reconocimiento de sus derechos. El fallo pone en realce el poder de la organización, de la sororidad y de lanzar ese grito unificado.[4]
Por lo tanto, en este 8 de marzo: No felicites, conmemora. No juzgues, respeta. No repliques, infórmate. No discutas, dialoga.
No te quedes en silencio, exige, HAZ RUIDO.
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[1] Plazola, Eduardo. (2019). Ruido en el contexto de crisis social. Perfiles latinoamericanos, 27(53), 00014. Disponible en: https://doi.org/10.18504/pl2753-014-2019
[2] UNODC, Global Study on Homicide 2019 (Vienna, 2019)
[3] Butler, J., 2020. Sin miedo: Formas de resistencia a la violencia de hoy. 1st ed. Penguin Editorial.
[4] Santaeulalia, I., 2022. Colombia logra un avance histórico al despenalizar el aborto. Disponible en: https://elpais.com/sociedad/2022-02-21/colombia-logra-un-avance-historico-al-despenalizar-el-aborto-hasta-la-semana-24.html
Licenciada en Relaciones Internacionales. Delegada Juvenil de la 17a Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz. Voluntaria activa en organizaciones sin fines de lucro enfocadas a la asistencia social.