Mariana del Pilar Apaza Calderon
28 de mayo de 2024
#Género #MujeresInvestigadoras #Derechoshumanos
La masculinidad ha conquistado la academia y no ha dejado espacio para ninguna mujer investigadora más. Esta exclusión es el resultado de diversos factores que colocan a las mujeres investigadoras en situación de desventaja frente a sus pares masculinos[1]. En efecto, la academia ha fallado a la mujer investigadora y no al revés. En este artículo, se abordarán dos barreras que las mujeres investigadoras enfrentan en la academia, en razón de su género. De esta forma, se demostrará que estos obstáculos han impactado negativamente la productividad científica de las mujeres investigadoras.
Brecha de género en las publicaciones.
Para comenzar, es importante determinar si los hombres y las mujeres generan la misma cantidad de publicaciones. Por el título de este acápite, podemos inferir que la respuesta es negativa, pues, en efecto, existe una diferencia en la producción científica de ambos géneros.
Según un estudio realizado por Elsevier, desde 2014 hasta 2018, en la Unión Europea y en 15 países del mundo, los hombres publicaron más que las mujeres en 26 áreas temáticas, indistintamente de la posición de autoría[2]. Dicho de otro modo, en general, la mayor producción de artículos se atribuyó a los varones. Pese a lo anterior, existen ciertos países en los que la contribución científica femenina no es considerablemente inferior a la de los hombres. Tal es el caso de Argentina, pues fue el Estado que estuvo más cerca de la paridad de género en la producción científica[3]. Lamentablemente, este caso es la excepción a la norma.
Por otro lado, tratándose de revistas prestigiosas, esta brecha de género en las publicaciones se agrava. Por ejemplo, en las ciencias, las mujeres suelen abstenerse de enviar sus manuscritos al considerar que su trabajo no es lo suficientemente novedoso, mientras que los hombres tienden a pensar que sus investigaciones se ajustan mejor a revistas especializadas. Además, con frecuencia, las mujeres reciben consejos que las desalientan a enviar sus aportes. Estos hallazgos sugieren que las mujeres podrían tener estándares internos más exigentes y que su propia red académica no las apoya[4].
Esta situación persistió durante la primera ola de la pandemia de COVID-19, ya que se registró una menor cantidad de artículos enviados por mujeres en comparación con hombres[5]. Se teoriza que esta disparidad fue causada por el aumento de las tareas domésticas durante el confinamiento, lo que afectó de manera desproporcionada a las mujeres al disponer de menos tiempo para dedicarse a la labor investigativa[6].
Brecha de género en las citas.
Para definir si las publicaciones de las mujeres son menos citadas que las de sus colegas varones, la comunidad académica empleó tres enfoques[7]:
● El enfoque por artículo compara el número de citas que reciben los artículos, considerando si fueron escritos por hombres o mujeres. Es decir, se analiza si hay diferencias en la cantidad de citas que reciben los artículos según el género del autor o autora.
● El enfoque por autor contrasta todas las citas que recibe el autor o autora durante un período específico de su carrera. En este sentido, se examina qué género acumuló una mayor cantidad de citas.
● El enfoque de la proporción de referencias examina si hay un desequilibrio en la proporción de citas a autores y autoras. En otras palabras, se evalúa si la mayoría de las referencias son de autores de un determinado género.
Distintos análisis en donde se aplicaron el primer y tercer enfoque indicaron que “las mujeres reciben tasas de citas comparables o incluso más altas que los artículos escritos por hombres”[8]. Por el contrario, los estudios que utilizaron el segundo enfoque concluyeron que, a lo largo de su trayectoria académica, las mujeres acumulan una menor cantidad de citas que los hombres[9].
La explicación a este fenómeno se relaciona con la brecha de género en las publicaciones. En líneas anteriores, sostuvimos que –generalmente– las mujeres investigadoras producen menos publicaciones que los varones, por lo que no resulta sorprendente que esto resulte en menos oportunidades de ser citadas[10]. Sin embargo, esta no es la única explicación señalada, ya que se han identificado otras posibles causas de la brecha de género en las citas. A manera de ilustración, se sugiere que las mujeres tienden a auto citarse menos que los hombres, lo que puede generar una menor acumulación de citas para ellas[11].
También se ha indicado a la homofilia de género en las citas –definida como la inclinación de un autor a citar desproporcionalmente a otros solamente por compartir el mismo género– como el causante del problema[12]. Por ejemplo, en el marco de la investigación en ciencias sociales en España, un estudio constató que los varones citan un 25% a mujeres y un 75% a sus homólogos masculinos[13].
Conclusión.
El análisis de las dos barreras que enfrentan las mujeres investigadoras en la academia revela una grave afectación a la productividad científica femenina, con los hombres publicando más artículos y recibiendo más citas. Esta disparidad se atribuye a diversos factores, incluida la falta de apoyo dentro de las redes académicas, la sobrecarga de responsabilidades domésticas, y los sesgos de género en las citas. De esta forma, es claro que la academia y quienes la conforman no solo no les dan la bienvenida a las mujeres investigadoras, sino que activamente las excluyen.
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[1] Araneda-Guirriman, C., Pedraja-Rejas, L., & Sepúlveda-Páez, G. (2023). Brechas de género en la productividad científica: Una aproximación desde Chile. Pensamiento Educativo, 60 (1), pp. 4-6 Recuperado de: http://dx.doi.org/10.7764/pel.60.1.2023.7
[2, 3] Elsevier. (2020). The Researcher Journey Through a Gender Lens. An examination of research participation, career progression and perceptions across the globe. Recuperado de: https://assets.ctfassets.net/zlnfaxb2lcqx/5qhYSRWFvH4w3ULiVAbtS5/a2e26aef48b8ada2cd401efc06e08867/
[4] Basson et al. (2023). Gender differences in submission behavior exacerbate publication disparities in elite journals. eLife, 12. Recuperado de: https://doi.org/10.7554/eLife.90049.1
[5, 6] Squazzoni et al. (2021). Gender gap in journal submissions and peer review during the first wave of the COVID-19 pandemic. A study on 2329 journals. Plos One, 16 (10). Recuperado de: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0257919
[7] Wu, C. (2023). The gender citation gap: Approaches, explanations, and implications. Sociology Compass, 18 (2), pp. 3-9. Recuperado de: https://doi.org/10.1111/soc4.13189
[8, 9] Wu, C. (2024). Why are women cited less than men? The London School of Economics and Political Science Impact Blog. Recuperado de: https://blogs.lse.ac.uk/impactofsocialsciences/2024/03/25/
[10] Wu. C. (2024). We cannot ignore the real causes of the gender citation gap. University World News. Recuperado de: https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20240403084028394
[11] Maliniak, D., Powers, R., & Walter, B. (2013). The Gender Citation Gap in International Relations. International Organization, 67 (4), pp. 889-922. Recuperado de: https://doi:10.1017/S0020818313000209
[12] Ghiasi et. al. (2018). Gender homophily in citations. Centre for Science and Technology Studies of Leiden University. Recuperado de: https://scholarlypublications.universiteitleiden.nl/access/item%3A2729532/view
[13] Dinu, R. (2021). ¿Citan las mujeres investigadoras más a las otras mujeres que a los hombres? Telos, 23 (3), pp. 568-583. Recuperado de: https://doi.org/10.36390/telos233.05
Estudiante de Derecho de la Universidad de San Martín de Porres. Integrante del Programmes Committee de la Association of Young International Criminal Lawyers. Con interés en el Derecho Internacional Público y Derecho Penal.